Génesis

Al oir la nota que no se toca

se empieza a despejar

el lado oscuro de mi vida.
Desde una ventana rota
siento el aroma de un tango
de elite de pueblo mientras
mi mente vuela en su universo
de preguntas sin respuestas
y de respuestas a preguntas
jamás formuladas.

Dentro de mi cabeza veo
fotografías mal sacadas
que descansan en un
antiguo álbum familiar.
¿ Será la noche cómplice
de la fuga de los cautivos del
inconsciente que se escapan
en pensamientos
y van directo al papel?
¿O será solo la magia
de la Luna que con su

belleza y armonía regala

silencio a un pibe que no
sabe perder?.
Todo fluye suavemente.
Todo es expulsado de manera
tal que va profanando

lo establecido y el mundo real
le da la bienvenida
a un par de palabras cansadas

de dormir dentro de mi.
Nada puede arruinar este momento.
Mi alma, mi mente y mi cuerpo
están unidos en perfecto equilibrio

para transmitir un sentimiento.
Siempre siento incertidumbre

porque remo contra la corriente,
no se si soy poeta o un demente
que intento sacar una sonrisa al alma
o quizás pretendo anestiar el alba
con un escrito de pasión.
Eso pasa cuando escribo,

me desinhibo porque
nada depende de mi
y entre la herida de una ex
amante y el enamoramiento
de dos almas alejadas, intento
ser la dulzura de avellanas

que alimenta tu corazón.

Sebastián Koutsovitis.

Caminos

La bicicleta se quedó sin frenos
y el desafío era seguir estando juntos,
me cansa mucho remar por dos,
los besos ya no tienen el mismo sabor.
Las carcajadas de dos almas enamoradas
quedaron quietas en el espacio infinito,
el borde del precipicio nos fue mirando
y nos fue acorralando la nada del camino.
La verdad que no se nada del amor
pero no debe haber dolor en el corazón
y aunque la vida no sea color de rosas,
hace tiempo no andan bien las cosas.
No hay que tenerle miedo al cambio
pero te extraño por mas de mil razones,
tu mirada era como vacaciones
en la rutina que maltrataba mi imaginación
y tu voz dibujaba las rimas
que coloreaban nuestra canción.
Según dicen se aprende de los errores
pero no fuiste un error en mi vida,
antes de sentirte mis noches estaban vacías
y la poesía era una mentira.
Nunca pretendí ser tu dueño
ni tampoco quise que cambies,
la luz ha llegado tarde
y como dice el dicho
con un dedo no se tapa el sol.
En todo viaje optamos el destino
y nos elegimos uno al otro,
hoy puedo decir que

guardé tus cartas en un cajón
junto a mi corazón con tus fotos.

Sebastián Koutsovitis.

Los sospechosos de siempre

La evidencia de lo irreal está
en sintonía con lo establecido
y los suspiros están conspirando
con la inocencia de un ángel dormido.

El silencio es un juego de dados

e indocumentados caminan sin parar,
en el altar viven los pecados

ya estoy agotado de tanto trotar.

Un deseo está secuestrado
y una mente no para de viajar,
hay dos corazones maltratados,
caigo al abismo y vuelvo a saltar.

Se vende la nada en el supermercado,
un santo armado no puede curar,
hoy tengo el pecho marcado,
dame unos besos pa cicatrizar.

Cuatro muñecos son candidatos,
mienten y no dejan de delirar,
pasa el tiempo y me estoy cansando,
el cantautor ya no puede ladrar.

Existen tranzas y contrabando

mientras la dirigencia engaña al jurar,

la democracia es lo mas amado
pero entre tanta mafia nose que votar.

Sebastián Koutsovitis.

8 Kg de Cacao

El 2 x 4 rayaba el piso del salón
y la canción era un tango sin nostalgia,
tarde o temprano los miedos se contagian
y un beso duerme en el zaguán.

Una estrella en el cielo del verano,
se despertaba como ducha en el baño

y pensaba… dónde estarás?

Una amiga se iba a Londres
a estudiar en academias sin nombres,
me lo contó el sábado en El Buey.

Llegué cómodo al final de la carrera,
el silencio es la mejor de las quimeras
si jugás quizás podés perder.

Hay claroscuros en el mar del encanto,
a tus labios le sonrío y le canto…
cuándo estarás aquí?.

Aunque la corbata no oxigena el cerebro,
siempre se escapa el lado bohemio,
es mi manera de andar.

La desconfianza no tiene fianza,
la indiferencia es la peor de las venganzas,
por eso no puedo ver.

El universo es un circo romano
y Pilatos se lava las manos,
quedan palabras sin entender.

El tren se quedó sin chofer de carbón
y en la estación se perdió un pañuelo,
lo normal es lo mas cuerdo
y el fervor del te amo un remoto esplendor.

Sebastián Koutsovitis.

Crisis

Soy un soldadito en una juego de barajas,
soy la sobredosis de un fantasma que mata,
soy sangre, mango y filo de una navaja,
contigo mis acciones cotizan en baja.

Soy una víctima de la crisis del amor.

Soy un corredor que no lleva ventajas,
soy la silbatina de una ráfaga que pasa,
soy un pueblo que alquila cuartos en rebaja,
contigo mis acciones cotizan en baja.

Soy una víctima de la crisis del amor.

Soy el agente que siempre trabaja,
soy el aviador que camina y no viaja,
soy el marinero que te perfuma y relaja,
contigo mis acciones cotizan en baja.

Soy una víctima de la crisis del amor.

Soy un estudiante que siempre repasa,
somos luces de antorcha que nadie agasaja,
soy el átomo del mundo que nunca encaja,
contigo mis acciones cotizan en baja.

Soy una víctima de la crisis del amor.

Soy el penal que nunca se ataja,
soy aquel que no regala alhajas,
soy el que no calla y desencaja,
contigo mis acciones cotizan en baja.

Soy una víctima de la crisis del amor.

Sebastian Koutsovitis.

Al mejor postor

El Sol nos ilumina desde un cielo anaranjado,
el cemento se hizo tierra y la razón pecado,
no se sabe muy bien cuando acabo tu reinado,
me estoy enfureciendo como un toro acorralado.

Me río del tornado que provoca el delantal,
las cenizas son migajas de una rodaja de pan,
estoy nadando en un mar de notas y pentagramas
o quizás estoy soñando muy borracho en la cama.

El aliento se humedeció con gotas de anís,
en el invierno reviví un “Ultimo tango en Paris”,
no hay playas llenas en el verano del otoño,
un hombre de moño vendió el mes de Abril.

En la bodega del recuerdo enterré todos mis males,
una princesa todavía sueña en un boque de cristales,
acomodé mis partituras mientras tomaba un te oriental,
las agujas de mi brújula funcionan sin punto cardinal.

La ciudad se contamina con un ruido carnal,
el mudo de la vuelta enloqueció y pudo cantar,
¿por qué llorás tanto si al final fue tu decisión?,
te apuraste en el altar y te compró el mejor postor.

Que el viento y la fortuna traiga un buen porvenir,
que el amor y la bebida me haga reír,
que el tiempo vaya despacio y me haga felíz,
mirar siempre a la cara, sonreír y sobrevivir.

Sebastián Koutsovitis.

Hoy

Hoy que el poeta es un alma errante,
hoy que el gobernante es un asaltante,
hoy que pasaron 20 años desde los noventa,
sus cuentas crecen sin achicarse.

Hoy que la resignación es moneda corriente,
hoy que el comandante se hizo diamante,
hoy que nadie habla cara a cara,
hoy mas que nunca se necesita un Guevara.

Hoy que a cada rato hay fuego en el molino
solo nos queda hacer dedo en el camino,
siempre nuestros viajes suelen ser clandestinos
con banderas en la mente y con buenos amigos.

Si espero a la ley y a la justicia,
me acuesto en la playa bajo una sombrilla,
hoy estaré durmiendo en mi mundo
casi anestesiado en un sueño profundo.

Hoy que la cenicienta se hizo drogadicta,
hoy que la virgen es una convicta,
hoy me gustaría estar en Chihuahua
para tomar mates con una mexicana.

Siempre los tornados vienen del norte,
junté como dos sellos en mi pasaporte,
solo nos pueden alegrar los sueños de la vida
y los múltiples sentir en este micro de ida.

Me quedo con los besos y las caricias,
los amaneceres y las caminatas sin prisa,
con los abrazos de mi abuela que cortaba las telas
y un cuadro de su Grecia pintado en acuarela.

Sebastian Koutsovitis.

To be reload

Al final la verdad es mentira,
los demonios son amigos

y lo mas alto es lo mas bajo

en caminos sin atajos.

El silencio se hace grito en el mar
y todo vuelve a resucitar en una pregunta...
¿Por qué no me das la mano para correr

aunque nadie nos pueda entender?

El miedo es como la nube
que no deja ver el Sol
mientras la Luna solitaria
ríe de desolación.

La yerba que se encuentra
en el mate o en la seda,
está tan seca como las piedras
que duermen en las cavernas.

Si con el tiempo convertís
el cielo en desierto,
se marchitarán recuerdos
de amores eternos.

En la pluma se va
todo lo que siento,
mori como tres veces
y no hice testamento.

No me busquen,
no me hablen,
no me jodan,
no me esperen hasta tarde,
mi corazón está que arde.

Sebastian Koutsovitis.

La Escultura

Una promesa en un tatuaje en mi espalda,
una harmónica cantando al alba de tu falda,
sos una piedra preciosa como una esmeralda,
sos la mas hermosa de todas las guirnaldas.
Tu piel es blanca como la espuma,
cuando caminas tu cuerpo alumbra y perfuma,
no hay motivos para esconderse en una duma
si cuando paseas el viento regala tu bruma.
Bonita, linda, pochita, cosita,
vayamos a ese bar hoy es el día pa la cita,
voy a ir despacio hablando sin prisa,
nena no lo sabes pero tu mirada me hipnotiza.
En la iglesia, sinagoga, capilla o mezquita,
le rezo a los dioses pa que me den una varita,
así te hago aparecer en una mañanita
y me das un poquito de tu sonrisa infinita.
En Francia, China, Grecia o Argentina,
te llevaría de paseo a la mejor de las cantinas,
le pagaríamos una patada a la puta rutina
y saldríamos de viaje por las tardes neoyorquinas.
Segundos, minutos, horas, días y años,
con el tiempo tu chico pasó a ser un extraño,
no miento, voy de frente, no intento hacerte daño,
camino por la calle como un pastor sin rebaño.
Voy al trabajo pensando en vos,
abro la heladera y no encuentro arroz,
será un amor como tango feroz?
o será un amor fugaz y veloz?.
Tiempo al tiempo pa que camine el reloj,
que pasen las horas con sabor a Valmont,
si lentamente va subiendo el calor,
quien te escribe será tu mejor escultor.

Sebastian Koutsovitis.

Brújula y guía

Me fui a Cuba a descansar,

a caminar por La Habana,

a perderme en la arena

y a nadar en su mar,

a sentir que aun estoy vivo

y que no todo está perdido

y a ver a las mulatas

bailar sin parar.

Pero pasó algo extraño,

totalmente inesperado…

me dijo una gitana

en la sala del hotel,

está noche tendrás un encuentro

y no será con cualquier mujer.

No creía en sus palabras

ni en el lunar de su piel,

usaba anillos de oro y plata

con una mirada que mata

como el silencio al oscurecer.

Le agradecí por sus dichos

marchándome lentamente,

me perdí entre la gente

que bailaba en el salón.

Dando giros sin sentido

y acompañado por mi vino,

sonaban en las trompetas

la melodía de mi maldición.

Los tambores recibían

al diablo en forma de mina

que con su luz de

eucaristía desentonaba en el salón.

Me sedujo lentamente

con su meneo incipiente

y con su soltura piel morena

detenía el reloj.

Rozó su cuerpo con el mío

transmitiéndome su swing,

me agarró de la mano

y me llevó a vivir.

Su mirada me fue hipnotizando,

su sonrisa cautivando,

su cara era de niña

y así perdí el control.

La gente se fue marchando,

la luz se fue asomando,

el Sol iniciaba un nuevo día

entre las nubes de algodon.

Tirados en un sillón,

me habló de sus viajes,

me enseñó sus tatuajes

y me robó el corazón.

El mozo nos echaba

y en medio de un suspiro

la forastera

me encontró distraído

y me dijo al oído

vayamos a mi habitación.

Guardó en un cajón

mis fracasos de amor,

hubo tanto fuego

como incendio de fogón.

El faro nos iluminó,

el miedo se hundió,

los corazones latían

al mismo ritmo

como una opera

en su mejor versión.

El anochecer me despertó

y ella no estaba a mi lado,

sentía su sombra en mis sábanas

y su aroma perfumado.

Corriendo desesperado,

le pregunté a las

estrellas si la habían visto,

a la arena si

la había sentido

y al mar si la

había abrazado.

Nadie me dijo nada y

me quedé solo en la playa.

En medio de la brisa,

apareció la vieja bruja

y mirándome desde

su burbuja sonrió y me dijo:

ayer te escapaste

y no te pude decir…

no pierdas esa niña

porque será la fruta

mas dulce de la viña,

la princesa de tus sueños

y tu único amor.

Pensé en sus dichos

toda la noche hasta

que llegó el mediodía y

ante un cielo en armonía
hice una promesa.

Decidí tomar las

maletas y buscarla

alrededor del mundo,

usaré como brújula y guía

los recuerdos de ella

en mi corazón vagabundo.

Sebastian Koutsovitis.