sábado, 15 de noviembre de 2008

Chapitas incrustadas

El infierno se apoderó del cielo,
convulsiones de un viejo metejón,
mis girasoles buscan tu espejo,
mientras se hacen mas de las dos.

Edificios de papel y de cartón,
océanos dentro de un caracol,
caminantes locomotoras sin carbón,
eterna noche en tu balcón.

Ilusiones que no vuelan y algo mas,
cuando no te siento te quiero abrazar,
con tu ausencia te haces sentir acá,
aún quedan cartas por jugar.

Chapitas incrustadas en el asfalto,
salto en alto de un caballo inglés,
Cabernet de algunas noches de copas,
cenizas y brasas del fuego de ayer.

Sebastián Koutsovitis

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Lolimento

El llamado no llega,
el mensaje tampoco,
su voz se decodifica
en un cable telefónico.

Y yo que nose,
mucho de ella
y yo que jamás,
fui una estrella...
quiero que estes aquí conmigo
y darte besos por tu cuello
y en tu ombligo.

La luz de tus ojos
no me quieren ver,
hay 2 soles oscuros,
en el atardecer...
la botella esta vacía
y 2 amantes se besan
y por la madraguda
se prende fuego mi cabeza.

Cuál es el precio del amor?
por qué está en oferta la soledad?
cuántas veces te soñé?
y por qué ahora te estoy por perder?
cuando nunca te tuve...

Si me das un chance
y pruebo tus labios de seda,
si una harmonica de fondo
decora este sentimiento,
si esta canción dejade ser un lamento,
yo te juro mi amor...
yo te juro princesa,
que aunque me lleve
tiempo vas a descubrir,
que vos sos la mujer
con la que me gustaría salir...

Sebastián Koutsovitis

domingo, 9 de noviembre de 2008

Barrio Parque El Corcovado

Un labio y otro labio
no siempre da dos,
una caricia
y una sonrisa
siempre da tres,
los besos y cerezos
son frutos de un te quiero
y los sueños son parte
de un cigarrillo en el suelo.
Su falda y mis manos
son la pareja perfecta,
cuando los calores aumentan
en cámara lenta,
en noches en que mi boca
que siempre provoca,
juega por debajo
de su pollera corta
a un juego llamado tentación.
Tiene un colchón en su mirada
que me hace temblar
y una sonrisa en su boca
que siempre da paz.
Es un angelito con
lunarcitos de Sol
que quema mis partituras
de los Rolling Stones.
Se su nombre
pero no su edad,
me la dijo
y no la quiero recordar,
no me quiero encontrar
con la jueza de minoridad.
Pero si lo nuestro es un secreto,
sus besos, mis rezos,
su piel, mi perdición,
su pelo, una canción…
¿qué me hace pensar
que me voy a poder alejar
de su magia, su aroma
y su cara angelical?


Sebastián Koutsovitis

Lo que fue...

Aire de rocío,
luz del agua clara,
te veo caer, te veo llover.
A veces te veo llegar
con alas de libertad.
Cuando te veo partir
es como ver la desolación
delante de mi,
atrás y al costado no hay nada.
No hay nada.
Desolaciónsuperficial,
estrellas fugases en el fondo
del mar y
vos no estás,
vos no estas,
y aquí estoy
solo sentado.
Ya no aguanto más.
Le digo a la parca
que me pase a buscar
y que me lleve lejos
de esta ciudad
y de tus caricias dibujadas
en un manto de belleza.
Delante de mi te veo partir
esquivando palabras de
un infeliz
y vos te vas
y te alejás
y yo ya no puedo
aguantar mas.
Cometas volando
en pequeñas naciones,
sueños libelares
sin revoluciones
y si vos no estas,
no hay nada mas.
No hay nada.
Un atardecer,
un cielo rojizo,
banderas flameando
marcando destinos
y vos no estás
y vos no estás
y ya no te importa
nada…nada.
Sos mi religión
besos y pasión,
promesas en
la cama.
Y no hay nada,
tu voz no está,
ya no hay nada.
Pero estás…

Sebastián Koutsovitis.

Cenizas de besos

Que nublado está el día,
la vida se hizo noche,
no se ve el Sol en la melancolía,
ya mi piel no quiere tu roce.

Que aburridas son las bienvenidas,
escucho tu risa de cobre,
los obreros ya no trabajan,
en la mina que lleva tu nombre.

¿Cómo se expresa lo que no se siente?
¿por qué el vidente no quiere ver?
¿cuál es el precio de los ex amantes?
¿cuándo te dejé de querer?


Sebastián Koutsovitis

3/5/99

Quiero ver a mi mujer,
desvistiéndose en la arena,
con su canto de sirena
y sus manos de algodón.

La veo en todas partes,
no se va de mi cabeza,
sus besos sabian a cerezas,
en mis labios de corderoy.

Su cuerpo está ausente,
su presencia está vigente,
las sábanas siguen azules,
tal como las dejó.

El vaso de Martín,
que usaba con su mini,
ya no refleja el alba
porque el cielo es de un color.

Detesto que me ignore
y que en su cama no me llore,
ella no siente dolores
y yo no extraño su voz.

Sebastián Koutsovitis

Reflejo

Bienestar superficial,
abundan sueños de libertad,
la ignorancia es su ganancia,
así es mas fácil llevar.
Ves la meta al final,
caminás, más te alejás,
si te llegás a tropezar,
te aplastan los de atrás.
Presidente, superior,
principal, gobernador,
división estructural,
en dos clases social,
la alta y baja ya la ves,
¿ la clase media dónde está?,
cuando te descuidaste,
la terminaron de matar.
¿Por qué no te fijás?,
en la calle mirá,
a los chicos tirados,
por todo lo material,
ojos rojos en la plaza,
pegamento en una bolsa,
"mentes peligrosas",
por exclusión social.
Flexibilidad laboral,
explotación empresarial,
precaridad laboral,
son las nuevas reglas,
para abusar mas y mas.
¿Por qué los chicos tienen que hablar,
de hambre, miseria y necesidad?
ellos sólo tienen que jugar,
los tenemos que ayudar.
Dependientes y subordinados,
a una economía global,
donde se prioriza el papel
y chicos hambrientos mueren
antes de nacer.
Es un susurro de desesperación,
no grito porque perdí la voz,
estoy cansado de tanto pelear,
unamos fuerzas para continuar.
No está todo podrido,
hay una luz en el fondo del camino,
no se encuentra en el exterior,
buscala, está dentro de vos.

Sebastián Koutsovitis

martes, 4 de noviembre de 2008

Haikus x 56

Corridas en la noche.
Sobres sin cerrar.
Cuadros de museo.
Llamadas sin contestar.
Velas a medio terminar.
Cúpulas de Iglesias.
Rosas en la mesa.
Reflexiones de diván.
Cruceros encallados.
Corazones maltratados.
Viento de carretera.
Nostalgia del mar.
Carteles luminosos.
Recuerdos en remojo.
Brújulas perdidas.
Soles sin brillar.
Besos robados.
Labios rozados.
Sábanas arrugadas.
Cartas sin terminar.
Lagos secos.
Bloques de cemento.
Hielo de glaciar.
Frío de soledad.
Escotes infinitos.
Encuentros sin motivos.
Persianas a medio cerrar.
Miradas en un bar.
Tijeras sin filo.
Agujas sin hilo.
Locura de ciudad.
Palabras que recordar.
Tu lápiz labial.
Temas a quien cantar.
Melodías sin sonar.
Miedo a al oscuridad.
Ramo de casamiento.
Muro de los lamentos.
Copas para brindar.
Whiskys a medio acabar.
Rodete de pelo.
Ojos de caramelo.
Calles empedradas.
Alguien a quien abrazar.
Bailes sensuales.
Habitaciones que arden.
Alguien con quien hablar.
Balcones con vista al mar.
Fuegos artificiales.
Regalos especiales.
Momentos para olvidar.
Personas por encontrar.
El paso de los años.
Lugares por visitar.
Pastores sin ovejas.
Vinos a destapar.
Todo esto no me alcanza
para poderte explicar,
lo que pasa en mi cabeza
cuando siento que no estás.

Sebastián Koutsovitis.

Kms de cercanía

Columnas del Partenón
ciudades antiguas,
dioses del Olimpo
ofrendas con mirra.

Agua de Italia
canales de Venecia,
un gladiador muere
baja el pulgar el Cesar.

Ploshchad Revolutsii
es mi estación preferida,
kilómetros de distancia
separan Shangai y Lima.

Zagreb no es la de antes
tengo una amiga en Turquía,
dos chicas hacen el amor
por las calles de Manila.

Jamás fui al Congo,
Tanzania, ni Camerún,
me pierdo en las ciudades
de El Cairo y Rangún.

No soy un hombre común
me lo dijeron en Brasil,
opina igual un Jordán
que conocí en Afganistán.

No creo en las naciones
pero si en comunidades,
aunque haya recorrido mucho,
nací y moriré en Buenos Aires.

Sebastián Koutsovitis

Rosa de los vientos

No escucho lo que me dice,
por mas que sus palabras me tranquilicen,
nose distinguir el bien y el mal,
por mas que su sonrisa me logre calmar,
solo se que seguro esta preso,
que todos te hacen el verso,
que el mundo está loco
y que yo no soy el doctor.

Nose por qué te sigo creyendo,
si se que me estas mintiendo,
si con tus palabras me enroscas
y con tus labios me haces dudar,
solo quiero decir verdades,
pero en algunas oportunidades,
pregunto lo que no quiero saber,
para no darme a conocer.

Si sos amante de la locura,
dejame entrar,
si tenes lo que quiero,
dejame probar,
si tenes miedos,
dejate llevar,
si tenes sueños,
dejalos volar.

Nunca digo de donde vengo,
ni tampoco a donde voy,
no cumplo horarios en el trabajo,
ni tampoco en el amor,
vago solo como un perro de estación,
en busca de un poco de satisfacción,
queriendo encontrar un lugar,
muy lejos de la soledad.

Sebastian Koutsovitis

Por siempre te amaré?

Niños en asilos,

breteles guantes finos,

municiones en canciones,

por siempre te amaré.


El sueño americano,

carteras de leopardo,

rebeldes insurgentes,

por siempre te amaré.


Granos de maíz,

mosqueteros de París,

esas noches sin dormir,

por siempre te amaré.


Ofrendas en pueblitos,

encuentros en laberintos,

rosa de los vientos,

por siempre te amaré.


Las dos caras de la Luna,

la suavidad de una pluma,

tu mirada linda y pura,

por siempre te amaré.


Calles de tierras,

huellas en la arena,

el baile de tus piernas,

por siempre te amaré.


Curvas inclinadas,

promesas en la cama,

separaciones anunciadas,

por siempre te amaré.


Cigarros de Jamaica,

habanos de La Habana,

parejas en cabañas,

por siempre te amaré.


Estaciones de ferrocarril,

caminatas por Berlín,

maneras de vivir,

por siempre te amaré.


Sebastián Koutsovitis

Te rescataré

Veo tus labios enfermos de tristeza,
¿cuál será la razón de tu ternura?,
aún no estoy libre de esta condena,
lleva tu imagen mi locura.

Tus frágiles redes de belleza,
atrapan gente sin sentimiento,
el amor está en tus ojos
pero nadie puede verlo.

Te llevaré a volar en la oscuridad,
te escucharé gritar y no terminar,
si cuando no te veo muero por vos,
juguemos a no vernos en mi habitación.

Solo quiero abrazarte,
caminar por la Luna,
y que el Sol te despierte,
en mi cama semidesnuda.


Sebastian Koutsovitis

lunes, 3 de noviembre de 2008

Luna llena

Luna llena yo te digo,
luna llena yo te canto,
ya no espero mas la tregua,
que vengan tus encantos.

Si te fuiste y no dijiste,
la hora en que volverías,
no esperes que te reciba,
dándote la bienvenida.

Nubes grises en el cielo,
frío de alcoba vacía,
trazos de aromas siniestros,
vibrando en mi melodía.

Si volvés medio cansada,
con los zapatitos en la mano,
yo te digo che morocha,
tu ausencia no me hace daño.


Sebastian Koutsovitis

Mi todo

Tu luz se encamina hacia a mi,
siempre de tus ojos hacia aquí,
no la puedo ver pero si sentir,
es mi Sol para seguir,
con una sonrisa me enseñás,
que todo sueño vuelve a empezar,
dejando atrás olvido y dolor
pero llevando amor en mi interior,
siento a mi alma prendiéndose fuego
y es un incendio que no puedo contenerlo,
tratameló de apagarlo,
con mil besos y eternos abrazos,
en tu camino dejas semillas,
que de a poco se las lleva la brisa,
quedan siempre flotando por el aire,
caen al suelo florecen y se esparcen,
sos un sueño no quiero despertar,
sos el anhelo al que quiero llegar,
quiero entrar en trance para volar
y que mi alma vuele en libertad
sintiendo todo en perfecto equilibrio,
para de a poco sumergirme en tu abismo,
porque sos Cleopatra en mi Egipto,
sos un látido que nace a dentro mio,
sos reina en mi reino,
sos el ángel que calma este infierno.


Sebastian Koutsovitis

Al compás de Sabina

Con su traje y su sombrero,
como un caballero salido de un sueño,
apareció en medio de la neblina,
a plena luz del día,
se animó y se le acercó.
Era el fruto de la espera,
de tantos domingo aburridos,
de tantos encuentros desunidos
por cuerpos que no podían decir que no.
Con tono agradable,
él se hizo deseable,
había magia en el lugar.
Quince cinco dijo ella,
con mirada de princesa,
mientras él anotaba en su celular.
Pasaron cinco días
y el mensaje no llegaba,
esa mañana el cielo lloraba
como un niño con temor.
En medio de la tarde
y secándose el silencio,
se sentía cada vez mas y mas
el sonido del amor.
En una breve charla
con muchas risas y sonrisas,
quedaron en encontrarse
en el “Aroma” de Agüero esquina Santa Fe.
Eran cinco menos diez
y él ya estaba en el café,
se tomó un cappuchino,
acompañado de un libro,
que poco le faltaba por acabar.
Ella llegó tarde,
como siempre culpó a alguien,
mientras no paraba de hablar.
Entre cortados y masas finas,
dos almas se conocían
mientras se escuchaba Sabina,
desde un parlante en un rincón.
Pasaron semanas
y siguieron los encuentros,
entre cines y otras salidas
le dieron la bienvenida,
a la esencia del amor.
Él tomo de la vertiente
de donde nace la vida,
caminó por su orilla
y vieron juntos el amanecer.
Las cortinas en movimiento,
hacían perfecto ese momento
como en un cuento de hadas
o como en una historia de amor.
Ya pasaron cuarenta años
desde el encuentro de aquella noche,
donde hubo mil derroches
de esperanza y de pasión.
Nunca mas estuvieron solos,
siempre fueron uno para el otro,
siempre juntos mirando al horizonte,
durante cada alba y cada atardecer.
Se le sumaron tres chiquitos,
Pablo, Ernesto y Camilo
que bendicieron el hogar,
alejando aún mas a la soledad.
Ahora caminan de la mano
por un pueblito alejado,
sus hijos ya son grandes,
el mas pequeño está casado
y esperan con ansias el fin de semana
para ver a la familia reunida,
mientras pasa la vida,
al compás de Sabina.


Sebastián Koutsovitis

No quiero

No quiero ser rebundante cuando escribo
pero no se escribir algo no referido al amor.

No quiero ser hipnotizado cuando te miro
pero me resulta imposible no caer en tentación.

No quiero hacerle daño a tu marido
pero me cuenta mucho decirte que no.

No quiero quedarme dormido
pero solo entro en trance en tu habitación.

No te pido que todo sea mío
pero si que me ame tu corazón.


Sebastian Koutsovitis

Cold manequen

Esta es la historia de una mujer
que quizás ya la conocés,
a la que no le cuesta comunicarse
ni le gusta quedarse
y es difícil de olvidar.

Usa zapatos de taco aguja,
perfumes importados,
tiene el pelo atado
y un muy buen caminar.

Se recibió en la academia de la vida,
siendo ella la mas diva,
no creyendo en utopías
ni en San Valentín.

Usa su cuerpo para seducir,
su lengua para mentir,
su mirada para hipnotizar
y sus ojos para llorar.

Pasa de oficina en oficina,
dejando camisas sin corbata,
no cree en cuentos de ojalata
ni en trajes Dior.

Ella sabe lo que quiere
y es no estar enamorada
ni desayunos en la cama
ni cartas de amor.

Ella ve la vida
de un modo diferente,
se confunde entre la gente
y no siente la soledad.

No cree en escarpines,
no ve gaviotas en el mar,
elige las luces de la ciudad,
para buscar una presa y atacar.

Si alguna vez hablás con ella
y por casualidad rozas su piel,
vas a sentir un escalofrío,
porque es un cuerpo vació,
que nada puede perder.


Sebastian Koutsovitis

Rayo dorado

Rayo dorado en pleno cemento,
perfecto estado de belleza,
piel erizada por el calor del Sol,
solemne silencio de admiración.

Rayo dorado en brisa de verano,
palmeras tapando mi visión,
sedas arrugadas en el suelo,
plaza Guemes Central Park de NY.

Rayo dorado silencio de corchea,
tragos de verano calor de primavera,
hermosas prendas yacen a tu lado,
mientras tu cuerpo brilla al costado.

Rayo dorado o espejismo en el desierto,
suelo candente por un asfalto que quema,
brasas de un fuego que me adormece,
abrazado a la almohada de tus caderas.


Sebastian Koutsovitis

Sin primavera

Se gana cuando se aprende de los errores,
se pierde cuando mas se pretende,
nunca creas si en poco tiempo te dicen te quiero,
menos si te prometen la Luna,
si todas las noches aparece la bruma,
que cuando se aleja nada deja a su pasar.

La veo tocando mi puerta,
con las botas en la mano,
con el paragua cerrado,
con el pelo mojado,
las tazas siguen vacías,
yo tengo la barba de diez días,
mis camisas siguen rotas,
aún conservo su ropa en mi habitación.

Por las noches me emborracho,
pido una pizza en el delivery,
miro los clasificados,
leo el rubro cincuenta y nueve
pero eso ya no me puede,
porque las esperanzas mueren,
mientras las noches se pierden,
y los sueños desaparecen.

Esquivo los recuerdos del pasado
como un torero bien entrenado,
me quedé con el boleto en la mano,
pensé que estaba asegurado,
pensé encontrar en sus abrazos
la calidez de un nido,
pero hoy estoy arrepentido
por los sueños mal construidos.

Fuiste una flor en primavera
pero hoy sos una hoja seca del otoño,
para vos solo fui un antojo
que por un rato te sació,
pensé que tenia el ancho de espada
pero tenia el cuatro de copa,
soy un guerrero con derrotas,
que como siempre tropezó.

Jugué con fuego y me quemé,
la amé a ella y aquí me ves,
soy un preso después de un juicio,
soy un bostezo de un domingo,
sos el veneno de una abeja,
que cuando pica mata y deja,
sos un ángel con tu habla,
y sos un puñal en mi alma.

Sebastián Koutsovitis